miércoles, 25 de septiembre de 2013

UN SABADO

Un sábado como cualquier otro decidí ir a distraerme un poco y mande mensaje a mis amigos para que salgamos a pasear y por supuesto a pasar un buen rato juntos, todos llegamos a la conclusión de que nos viéramos a las 7:00 de la noche en la fuente del parque y uno de mis amigos quedo de llevar su camioneta para que diéramos de vueltas en todo el pueblo escuchando música. Al término de ponernos todos de acuerdo yo prendí el boiler y me fui a bañar, cuando salí me cambie y me aliste para verme bien, cuando dieron las siete de la noche yo subí al parque a buscar a mis amigos para que así comenzáramos a divertimos juntos. Cuando los encontré todos subimos a la camioneta de mi amigo y empezamos a dar de vueltas por todos lados, íbamos muy bien divirtiéndonos y cantando canciones, después de dos horas de seguir así el dueño de la camioneta dijo que fuéramos a cargar gasolina porque ya casi no tenía. A mí me empezó a dar a hambre e hice el comentario: “Hay que ir a cenar” y todos dijeron que si puesto que también tenían hambre, decidimos ir a cenar un poco lejos de nuestro pueblo donde vendían antojitos como garnachas, así que entre risas, cantos y abrazos se nos olvidó por un momento a todos el ir a cargar gasolina y fuimos a cenar. Llegamos al lugar, nos estacionamos, y todos salimos disparados corriendo, todos cenamos muy alegres y volvimos a la camioneta, ¡pum! Ya no encendía, porque ya no tenía gasolina. Todos empezamos a preocuparnos por qué no sabíamos cómo conseguir gasolina, en ese lugar donde estábamos no había señal y ya era un poco tarde, una de mis amigas dijo que fuéramos a una casa que estaba por ahí, porque tenían un auto estacionado enfrente de su casa y le preguntáramos al dueño que si el auto era de ellos, de ser así que le pidiéramos un poco de gasolina solo para llegar a nuestro pueblo y poder cargar allá, cuando tocamos el timbre salió una señora ya un poco grande le explicamos nuestra situación con detalle, pero ella nos dijo que no podía por que el carro era de su cuñado y no se encontraba en la casa, le dimos las gracias y volvimos al lugar donde estaba estacionada la camioneta, todos muy angustiados de estar en ese lugar porque esta solitario y luego nosotros sin gasolina que podíamos hacer si nos pasaba algo ahí mismo. Yo y uno de mis amigos decimos caminar un poco para así encontrar señal y poder hablarle a alguien y que nos fuera a dejar gasolina, caminamos unos cuantos metros y encontramos señal, mi amigo le marco a un taxista que conoce muy bien y siente él le realiza sus viajes, le explico maso menos lo que había pasado y que nos fuera a dejar gasolina al término de la llamada corrimos hacia la bolita de nuestros amigos y les informamos de la noticia, todos se alegraron y esperamos a que llegara el taxista. Todos prendieron el flash de su celular ya que no se veía nada y una de mis amigas propuso jugar algo a describirnos físicamente y emocionalmente y a decir el lugar de donde éramos originarios y todos accedimos a dicha propuesta ya que estábamos aburridos, así fuimos pasando uno por uno a describirnos y cuando llego mi turno me levante, empecé a hablar  y les dije: “Bueno pues yo soy originario de Poza Rica, Veracruz, mido 1:70 y peso aproximadamente 64.500 kilos, tengo una complexión delgada, mi pelo es negro y lacio, el color de mi tez es moreno claro, tengo los ojos color cafés claros, mis pestañas son largas y lacias, tengo unas cejas son un poco tupidas, tengo una nariz recta, mi boca es de tamaño mediano, mi labio inferior es grande y el superior delgado, las orejas que poseo son de tamaño pequeño, soy de rostro ovalado, los brazos los tengo largos y mis pies son de tamaño común y pues yo emocionalmente me describo como una persona alegre que le ve el lado positivo a las cosas, no me gusta ser pesimista, a veces suelo ser serio pero cuando entro en confianza dejo de serlo, cuando me enojo tengo una forma de ser muy fea, no me importa lo que digan los demás, cuando quiero a alguien lo demuestro muy abiertamente” esa fue la manera en que me describí ante mis amigos. Después de media hora de estar esperando, pero divirtiéndonos al describirnos, al fin llego el taxista con una garrafa de gasolina, ahora el problema fue que no teníamos un embudo para poder pasar la gasolina de la garrafa al tanque, entonces dos de mis amigos les dijimos que fueran a comprar un refresco y pedir un chuchillo prestado en donde cenamos, fueron y trajeron las cosas, abrimos el refresco y lo regamos, después con el cuchillo cortamos por la mitad a la botella y la parte donde está la boquilla la usamos de embudo, pasamos la gasolina al tanque, el taxista nos dijo que se iba a ir que ir por que tenía un viaje le pagamos y le dimos las gracias, Subimos a la camioneta y de milagro si arranco con la poca gasolina que le pasamos, no pensando más fuimos a la gasolinera y todos cooperamos para que se llenara el tanque. Llegamos a Tlatlauquitepec y nos estacionamos en el centro fuimos a dar una vuelta al parque y después fuimos a un café que apenas habían ignaurado llamado “La terraza” ubicado en la Av. Reforma a un costado del portal Morelos, la entrada se caracteriza por su gran puerta blanca, pasándola hay un pasillo hacia la derecha y al fondo unas escaleras, subiendo las escaleras se encuentran mesas y sillas de madera con unos manteles muy atractivos para la vista, una sala y en medio de ella una mesa pequeña de madera, a la derecha de las escaleras se encuentra una puerta grande de metal con cuatro cristales en el centro la cual conduce gran y bonita terraza, eh ahí el origen del nombre de este lugar, en esta terraza se encuentran mesas de madera, dos bocinas instaladas a la pared para escuchar música agradable y de acuerdo a la ocasión, están situadas pequeñas lámparas que alumbran solo un poco lo cual da un toque muy bonito y romántico a este lugar, a un costado de la terraza se encuentra un pequeño balcón que tiene vista hacia un jardín hermoso y tupido de diversas flores, de ese día ese lugar se volvió en mi favorito. Nos sentamos en una de las mesas de la terraza y tomamos todos los amigos un café juntos después de la anécdota que habíamos pasado.

            Jose Luis Ascencio Marquez

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